Participar en un coro favorece al cuerpo y a la mente. Entre otros beneficios, alivia el dolor y la depresión. Desde la psicología y la medicina se indagan las bases de este fenómeno.
Los cantos resuenan por los pasillos de la Clínica Universitaria de Colonia. En ocasiones se oye una solista; en otras, un conjunto de voces. Una veintena de pacientes de cáncer y colaboradores del centro cantan una melodía pegadiza que se acompaña, a sabiendas, de una letra sencilla de recordar. Ello favorece que participen todos. «No hay errores, solo variaciones», señala Norbert Hermanns, musicoterapeuta y uno de los directores del coro.
Cada semana, los miembros de la coral se reúnen en la capilla de la clínica. No necesitan partituras ni texto, pues ensayan las canciones varias veces para memorizarlas. Entonan piezas alegres, tranquilas o que llevan a la meditación. Aparte de cantar, ejecutan gestos relacionados con la letra de las melodías. Unas lágrimas se escapan de vez en cuando. «Muchos pacientes hallan en el canto un modo de acceder a sus sentimientos y de liberarlos. Eso les proporciona alivio», explica Hermanns.
Más información en Investigación y Ciencia